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Por: Angela Barraza Risso

Catalina González nos cuenta de su última puesta en escena en “Las Criadas”, que se está presentando en el Teatro del Puente y de su visión del trabajo actoral en el Chile del s. XXI.


¿Cuál es la vigencia de “Las Criadas” de J. Genet? ¿Por qué realizar esta obra, estrenada en 1947, una vez más?

Yo creo que la vigencia que tiene es a nivel de temáticas. Las criadas habla del abuso de poder, de la pelea de roles, de la discriminación y  del resentimiento, de estar inserto en una sociedad en la cual es muy difícil salir de donde tú eres. Estás designado a ser algo y no puedes salir de ahí, ya sea por tu educación, por tu nivel adquisitivo, etc. Todas estas temáticas, creo, son muy vigentes y actuales. Sin embargo es un texto que está escrito de una manera compleja, porque es un texto poético, de otra época, más encima es una obra francesa, entonces obviamente, a nivel de lenguaje es bien alejado de la actualidad y también de Chile. Pero es un gran desafío hacerla, por lo mismo, ya que son temáticas que existen hoy.


¿Cómo llegaron a la idea de poner en escena esta obra?

Rodrigo Soto, el director, tenía muchas ganas de hacer un clásico y yo tenía muchas ganas de hacer esta obra en particular, para una actriz o para un actor, es un texto que es un privilegio. Entonces juntamos estos dos deseos de hacer. Rodrigo es un gran director de actores, él me decía que daban ganas de dirigir este proyecto también. Y bueno, fue dificultoso traer este lenguaje al ahora ya que  cambiamos muy poco del texto, pero tuvimos que cortar y modificar algunas palabritas que eran demasiado lejanas, pero los cambios fuero realmente mínimos. Sin embargo, yo creo que funcionó porque, más allá de que el lenguaje sea lejano,  hay una mano sobre las actuaciones que es mayor que cualquier otro factor. Hubo un trabajo en la personalidad de los personajes y de dirección que, junto con las actuaciones, hacen que este lenguaje se acerque al espectador y la obra quede bien parada.


¿Tienes algún proceso de selección de los personajes que vas a interpretar?


En general yo no soy muy difícil como actriz. A mí me gusta hacer de todo y he hecho personajes como el de Solange, que tiene una carga trágica dramática que es muy potente, que viene de un texto super intelectual, pero también he hecho stand-up con mis amigas, que es todo lo opuesto y la verdad es que lo que más me motiva a la hora de embarcarme en un proyecto es el grupo de gente con la que uno trabaja, porque ahí también uno puede darse cuenta del proceso que puedes llegar a tener.


¿Cómo fue tu trabajo con el personaje de Solange, cómo lo trabajaste?

Trabajar el personaje de Solange fue terrible en verdad. O sea, fue un trabajo muy intenso, pero muy práctico a la vez. Tuvimos 2 meses de ensayo, que igual es poco para esta obra, pero ensayamos todo el verano, todos los días, entonces esa intensidad hizo que las cosas salieran. La María Gracia fue una gran partner porque era super importante la química que pudiéramos llegar a tener las dos en materia actoral. Y nos aprendimos el texto super rápido, entonces todas esas cosas facilitaron el hecho de poder profundizar en el trabajo actoral.


Esta es una obra situada en una época histórica determinada. La obra se estrena en 1947 por primera vez; sin embargo este montaje carece de elementos que te puedan situar en esa temporalidad. Cómo sientes tú el hecho de trabajar con tan pocos elementos escenográficos. Qué te parece esta propuesta.

Nosotros hablamos mucho de los signos teatrales a nivel de espacio, de escenografía y también de gestos. Por ejemple, en el texto mismo se plantea la presencia de la señora, de principio a fin. Está ahí presente todo el tiempo, constituyéndose como el motor de la obra, entonces se puso esa gigantografía con su foto, haciendo evidente esa presencia constante. Esta fue una idea desde el principio y quizás hasta un poco caprichosa, pero que dio resultado. En algún momento pensamos en tener más elementos, pero eso ya era situarse en una época y en un espacio super claro, cuando siempre, durante los ensayos estuvimos trabajando con muy pocos elementos, entonces la idea también era hacer una obra en donde el espectador completara el espacio escénico. Por eso hay una silla, en donde si uno levanta las piernas, se convierte en un diván pero gracias al imaginario del espectador. No queríamos completar ciertas imágenes. Mira, Rodrigo tiene esa tendencia a no usar nada en escena. De hecho esta es su cuarta obra y en la obra anterior no había absolutamente nada en escena. Eran actores y luces. Nada más. Él potencia mucho la actuación. Es un director de actores más que de cualquier otra cosa y en este trabajo se dedicó mucho a eso. Es cosa de gustos finalmente. A mí me gusta mucho porque uno es actor y verse enfrentado a pocos elementos, hace que uno se exponga más, cosa que puede ser muy buena o muy mala. Pero yo creo que cuando estás bien dirigido y uno es entregado, se logran buenos resultados.


En un país como el nuestro, en el que somos el paroxismo del consumo de América Latina, cómo ves la implementación de leyes que coartan este consumo, apelando a juicios morales respecto de lo bueno o lo malo que es consumir determinadas cosas, como por ejemplo la ley de tabaco, que te impide fumar dentro de locales cerrados, la ley super8, la penalización de la marihuana, etc.

Yo creo que es complejo el hecho de que estén coartando nuestras libertades. Que existan leyes que no te permitan ser independiente. Sobre todo la penalización de la marihuana. Siento que existe para tapar otras cosas y para decirle al ciudadano chileno común: “estamos haciendo algo”, por ejemplo, por el narcotráfico. Pero creo que es una excusa para no profundizar en ciertos temas que son la raíz de estas problemáticas en términos reales.  Creo que las leyes que tienen que ver con determinados consumos que no vulneran a un tercero,  son poco profundas. La ley de tolerancia cero de consumo de copete cuando estay manejando, yo creo que está bien porque de verdad le puedes hacer daño a otro si vas conduciendo curao, pero si te fumas un cigarro, o un pito, ¿A quién vulneras?  Creo que es tratar a la gente como estúpida porque se anula su poder de decisión. Y esas cosas hacen que una persona que no tenga mucha cultura, se acomode en esos espacios de control y finalmente la gente deja de decidir por sí misma porque es un control que se maneja desde un lugar que pretende manipular la opinión pública incluso en sus espacios más privados. ¿Hasta dónde tiene derecho el estado a meterse en nuestras decisiones como individuos?
Yo sé que uno no puede vivir en un mundo en el que no hayan reglas ni control, pero creo que en Chile hay un modelo de imitación a otros lugares, que nos hace perder identidad. Lo otro que me pasa con estos sistemas de seguridad es que me parece que todas estas dinámicas se implementan para tapar hoyos y no se soluciona lo que pasa en lo profundo. Estamos controlando todo, ponemos más pacos en la calle, etc, pero no nos estamos preocupando de por qué pasa que hay delincuencia, drogadicción, no estamos viendo la pobreza o las problemáticas que hay detrás de esta necesidad de seguridad y de control. Todas estas prácticas y políticas establecidas en el gobierno anterior, que son bien de derecha, me parece que son muy por encimita, y para “dar la sensación de”.


¿Cómo ves al espectador en Chile?

Yo creo que hay poco público de teatro en Chile, creo que la gente prefiere ir al cine o no moverse de su casa,  en esto tenemos responsabilidad nosotros mismos, los actores porque a veces tendemos a hacer teatro muy “para gente de teatro”, muy crípticas. Nosotros teníamos mucho miedo con las criadas porque es muy teatral, es una obra “muy de teatro”,  por el texto, por la complejidad que tiene y  nos resultó bien difícil el trabajo de dar a conocer una historia clara a través de este texto, más allá de la escenografía u otros elementos. Intentamos hacerlo lo más limpio posible para poder entregar el texto y que se entendiera. Me he sorprendido porque ha ido mucho público X. Uno nota cuando tu público es de “artistas” o cuando va la señora con su amiga, o llega gente que no necesariamente son artistas. Y al parecer, la obra se entiende y la recepción que tenemos del público ha sido buena. La obra les ha gustado.


¿Cuáles son las principales dificultades a las que te has enfrentado como actriz de teatro?

Bueno, igual hay poca ayuda para que se haga teatro y para que llegue también la gente a verlo. Faltan herramientas para que se haga bien, no hay muchas lukas, los fondos del estado tampoco son muchos y se entregan constantemente a ciertos grupos. Yo ahora tuve suerte, porque caí en un grupo de gente reconocida, la sala se ha llenado, vengo con el arrastre de Secretos en el Jardín, la María Gracia ha salido harto en tele y también venía con el arrastre de Joven y Alocada, entonces llega gente al teatro, pero yo antes había estado en otras obras con una compañía que se desarmó porque pasaba que en los días de función empezábamos: Vienen 5 personas por mí, tú traes a 3 personas más, tuyas son 4, bakán, son 12 personas” y era como esa la dinámica y eso al final da lata. Después hice una obra de Radrigán con una amiga mía y fue un proyecto maravilloso que montamos el año antepasado y tampoco llegaba mucha gente ni había mucha prensa que lo cubriera porque tienen otros intereses que van más por el tema de mostrar las cosas que más venden. Entonces es difícil, sobre todo para los actores emergentes, apostar por sus proyectos ya que sabes de antemano que no va a llegar gente al teatro, que no vas a ganar plata y que los fondos se los van a dar siempre a los mismos, y uno se da vuelta en un círculo vicioso que es muy difícil de cortar.
Es bien triste, porque hay muy buena calidad de teatro en Chile. Yo estuve viviendo en Puerto Rico, cuando fui a Europa fui a ver teatro, y creo que el teatro en Chile es muy bueno. Hay muy buenos actores, muy buenos artistas, directores,  proyectos super novedosos  y  la gente no se entera. Se han hecho muchas cosas muy interesantes, festivales, como el FIDET, por ejemplo, muestras de teatro, etc. Y esos eventos se han invisibilizado porque comercialmente no son atractivos para la prensa y entonces el círculo vicioso vuelve a girar. Hablando del talento actoral en Chile, en Secretos en el Jardín tuve la posibilidad de trabajar con tremendos actores de teatro y cine, que no se habían visto mucho en la tele, como Rodrigo Soto, Alejandro Goic, Roberto Farías. Para mí fue un gran aprendizaje trabajar en ese proyecto. En fin, existe acá una gran rama artística y cultural que es muy difícil darla a conocer.





Escrito Anónimo

Angela Barraza Risso (1984). Escritora, editora y entrevistadora. Es encargada de prensa en la Cofederación Minera de Chile (CONFEMIN) y editora de prensa y entrevistas en Fisura.cl y LecturasCiudadanas.cl. En 2011 publicó el libro CHILE. Junto con Arturo LedeZma es creadora de los proyectos Editorial FUGA y del ciclo literario Los Desconocidos de Siempre (LDdS)
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