No sé a ustedes, pero a mí, Roxana Miranda me mola! Y es que hace una apelación a la clase que es interesantísima porque nunca antes habíamos visto a gente como uno en espacios "de poder" con las patas para decir todo aquello que pensamos, sin bajar la cabeza. Y es que el síndrome del patronazgo está metido a fuego en nuestra idiosincrasia y nos enseñaron, desde chiquititos a decir "usted" y "gracias" como si tuviésemos frente a nosotros una constante oportunidad de servirle a un grande.
Roxana Miranda se hace barco pirata con los políticos de siempre y marca el paso. Toma la cuchara en cadena nacional y dice "yo voy a ser la primera conchetumadre y si te gusta, me sigues y vamos juntos y si no, ¡chúpalo! No te vengo a caer bien, porque no te estoy pidiendo pega". Y me encanta esa actitud de decir YO NO TENGO MIEDO. Ayer en el debate me encantó que dijera "somos los que les lavamos la ropa, los que servimos sus mesas, los que les sacamos la basura y cuidamos a sus niños (No fue exáctamente eso, pero era la idea) para que salgan a cagarnos y tengan sus mansiones" Me sentí como en la versión de cine chileno de Fight Club y pensé dónde chucha estarán funcionando porque yo también quiero pegarle a alguien. Y me sentí bien y contenta. Roxana Miranda es un síntoma de que, al fin estamos superando el legado de terror que nos dejó la dictadura. De que estamos avanzando hacia la posibilidad de confiar en el otro y de organizarnos porque al fin nadie puede acusarnos y si nos acusan, ya no nos van a matar.
Esta mina se ganó mi voto. Viajaré, con toda la paja del mundo a Valpo, más encima con ley seca, a votar, para hacer el gesto. Para marcar también, de una modesta forma el paso.
Mi conciencia de clase está resuelta y por eso siento que vale la pena el esfuerzo.
Ahora, va a ceder su espacio en la franja electoral para la gente que está en huelga del supermercado Monserrat, que a estas alturas deben llevar más de 60 días parados. Esos gestos son los que valen. O al menos, para mí, si valen.
Grande mostra!!! Cuenta conmigo.
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