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» » » » » » » » » » ¿Y quién de los respetables se pronuncia por las vidas de las mujeres que son violadas y quedan embarazadas, si se les niega la posibilidad de abortar?
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Actualmente, la discusión sobre la ley de despenalización de la interrupción del embarazo está en llamas. El Gobierno presentó el sábado pasado el proyecto de ley al congreso y, al parecer, no hay acuerdo posible ya que, tanto la Democracia cristiana como la oposición, se niegan a legislar a favor de no criminalizar a aquellas mujeres que hayan quedado embarazadas producto de una violación.

Según el proyecto de ley que ha presentado el poder Ejecutivo, el argumento que busca despenalizar la interrupción del embarazo en estos casos, es porque se considera que, cuando una mujer queda embarazada producto de un acto que fue realizado en su contra o sin su concentimiento, mediante violencia o coerción, no es posible exigirle que este proceso llegue a término.
No reconocer la posibilidad de que ella decida si desea o no continuar con el embarazo, constituye una nueva negación de su voluntad e imponerle una obligación estatal por un acto en esencia abrogatorio de su dignidad es lo que cita el documento
Además, se destaca en la legislación que el trauma de la violencia sexual no puede ser agravado por el Estado, obligando siempre y en toda circunstancia a mantener el embarazo contra la voluntad de la mujer.
Sin embargo, la DC, a pesar de formar parte de la Nueva Mayoría, ha determinado que este es un tema valórico (Considerando que de los 17 millones de chilenos, sólo 8 millones son católicos y que sus mlitantes son a penas un poco más de 113.000, datos representativos de sujetos que pueden compartir estos valores) y por esta razón ha señalado que sería conveniente, legislar las tres causales de aborto despenalizado por separado, ya que no están de acuerdo, principalmente (según las palabras de Ignacio Walker, presidente de la DC) porque nosotros como partido siempre hemos defendido un principio, el respeto por el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural (…) La DC es contraria a legalizar el aborto, en defensa del principio anterior, pero hay situaciones particularísimas, muy complejas, como son las tres hipótesis que se contemplan en el programa, que hay que debatirlas en su propio mérito con mucha apertura de mente.
Más crítico todavía fue Jorge Sabag, quien expresó que acá se está legalizando la muerte de un ser indefenso y que no tiene voz. Nadie puede sentirse orgulloso de esto. Los derechos humanos son para todos, sin distinción, y lo que hoy estamos haciendo es un duro golpe a los niños inocentes de nuestro país.
Carolina Goic se suma a la moción de negar la posibilidad de despenalizar el aborto en caso de violación, señalando que es una vida, con toda la delicadeza que tiene que ser tratada la situación, pues estás hablando de una de las peores agresiones que puede sufrir una mujer(…)Tenemos una vida de por medio y creo que se va a centrar el debate. Lo que hemos pedido en el debate pre legislativo es que las tres causales vengan separadas, y parece lógico que un parlamentario pueda optar. No parece lógico que haya una orden de partido” (Declaraciones que parecieron en El Mercurio de Calama.)
Demás está decir que la oposición, desde Jacqueline van Rysselberghe (quien defendió Colonia Dignidad, pero tiene la cara para horrorizarse por el aborto en caso de violación), hasta la blonda Marcela Sabat (que quiere debatir el aborto desde la prevención) no tiene intención, siquiera de cuestionarse el tema.
Aun cuando, actualmente has más de 15.000 niños en centros de adopción y desde el año 2000 se han adoptado apenas cerca de 7000 niños.
Los argumentos, al estar centrados en los fetos, en esas vidas en potencia, parecen muy nobles. Sin embargo, no se ha escuchado a ni uno de los honorables referirse a las mujeres que sufren estos vejámenes y que han tenido que llevar a término un embarazo en estas circunstancias.
Cuántos de estos senadores y diputados han puesto el ojo en el horror de sufrir una violación y en ver, en la cara del hijo, la del agresor día a día y tener que alimentarlo y darle afecto.
Cuántos de los honorables han sentido lo que es llevar en el vientre la duda de si ese feto, si esa vida en potencia va a repetir el patrón del agresor, cuántos de ellos han tenido la oportunidad de escuchar las súplicas porque ese feto desaparezca y con él, la vergüenza y la rabia, el despertar por las noches llorando y la imposibilidad de poder relacionarse con otro hombre por el temor o el desgarro que dejó la violencia.
Cuántos de los que se golpean el pecho diciendo Ay Dios mío han tenido la oportunidad de experimentar lo que se siente el tener una verga paterna, ajena, licoreada, y violenta entrando una y otra vez a pesar de los gritos y las súplicas. A cuántos los han apenas rozado indecorosamente al punto del asco, de necesitar una escobilla urgente y una ducha con cloro. A cuántos los han dejado estériles por dar la batalla de no querer abrir las piernas y eso los llevó al sangramiento profundo y atroz de la purga por el asco.
Qué falta de humanidad es la que existe el la imposición de los valores, cuando le han quitado todavía más que eso a quienes sufren una violación.
Un embarazo, en si mismo ya es violento. Es un proceso en donde la mujer se vuelve, culturalmente, un recipiente; en donde ya no debe cuidarse por ella, sino por ambos; en donde debe “comer por dos” y tiene que dejar de beber, de fumar, de tomar los medicamentos que tomaba, en donde ya se acaban las fiestas, en donde el cuerpo se destruye y se modifica para siempre, el ánimo se altera, y hasta las posturas habituales para dormir ya no importan porque todo es para y por los hijos. Y cualquier mujer que quiera procrear hace estos sacrificios mayúsculos porque vale la pena, porque el proceso se vuelve maravilloso si es deseado y en estas circunstancias debería nacer cualquier niño. Pero qué terrible se vuelve el proceso cuando lo que acarreas en el vientre es el fruto de tu desgracia y cuántas mujeres han decidido, valientemente, en un gesto de amor profundo, llevar a buen puerto una experiencia tan dramática como esa. Cuántas mujeres han tenido que pasar por lo mismo por miedo a irse presas, después de lo ya sufrido.
Por qué debe castigarse a una mujer por semejante desgracia. Por qué, si es un tema valórico, no hay compasión por aquellas mujeres que han padecido una violación. Dónde está la misericordia, dónde queda la vida de estas mujeres y por qué, si supuestamente son personas que votan por la vida las que se niegan a considerar esta opción de despenalización del aborto, no votan por esas vidas, que ya existen, que ya están en la tierra y que más encima, son vidas sufrientes.
Lo más terrorífico es pensar en que ninguna de nosotras está libre de una violación. Menos en un país tan machista como este.
Angela Barraza RissoEl Ciudadano

Escrito Anónimo

Angela Barraza Risso (1984). Escritora, editora y entrevistadora. Es encargada de prensa en la Cofederación Minera de Chile (CONFEMIN) y editora de prensa y entrevistas en Fisura.cl y LecturasCiudadanas.cl. En 2011 publicó el libro CHILE. Junto con Arturo LedeZma es creadora de los proyectos Editorial FUGA y del ciclo literario Los Desconocidos de Siempre (LDdS)
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