La hisoria es nuestra y la hacen los pueblos
Salvador Allende.
Intro
La primera enmienda de la Legua, es la ley del silencio.
Podís ser narco, podís ser dirigente
podís ser gil, podís ser choro
Pero lo que nadie puede en la Legua es ser Sapo.
Y el silencio nos deja batallando
y tallando nuestras cruces
en la sombra de San Cayetano
Donde todavía se escucha la internacional socialista
en la voz de las viejas o en el puño de los maridos.
Todavía se escucha la enmienda a la constitución
desde los parlantes que dan a la calle y que escupen
la cantata el charango la guitarra el mural que se niega a morir
en estas calles que se llaman Progreso, Comercio, Salvador Allende.
Vi nacer y morir la patria en estas calles. El sol
ha pegado en las ventanas y también ha pegado en la puerta
la culata policial,
pero la piedra en el aire talló el discurso de la batalla en el viento
que grita sobre los techos de fonola
Para que nunca más en Chile pacos culiaos Para que nunca más.
Hay una promesa implícita en todos nosotros
y dice que el sol renacerá
dice que podremos nuevamente gritar libertad
porque esta barriada sale una vez más a trabajar temprano en la mañana
a pesar de que nació y creció en la violencia,
en la estigmatización de la prensa y grita
que la verdadera noticia se levanta en monolito
al final de un parque
y que la patria sigue viva,
a pesar de los milicos y de la droga
y de los fiscales clasistas, y de Pinochet y su pasta base, y a pesar
de los políticos y de los periodistas.
Canto Uno
La Legua Vieja es el legado de Salitreros nortinos cesantes,
como mi marido, que llegó hace más años que abriles felices
hasta estos muros con la dureza del desierto
en las manos y con la sequía infinita en el alma,
imposibilitado de decir un “te quiero”
pero enardecido en el ejercicio de querer.
Aún después de tanto abuso
masacre y miseria se vino a Santiago
a descubrir y a fundar con chuzo
una de las primeras poblaciones de la capital.
Y fue viejo duro
porque la pobreza se hereda,
porque uno nace con el símbolo del abuso como cicatriz o tatuaje
porque nadie nos enseña a no decir capataz, patrón o jefe y, sin embargo
traemos también la fuerza, la porfía
y las ganas de volvernos legión
para decir
que no repetiremos las estrofas negras de la canción nacional
nunca más,
nunca.
Pero no carajo
no ahora, y tenemos paciencia, porque estamos al acecho
y armándonos en silencio bajo el pretexto
del amor por el pedazo de tierra.
Porque ya lo hicimos el 11 de Septiembre del 73
cuando derribamos un helicóptero
un bus de los pacos
y una ambulancia castrense, para que no entrara el diablo.
Y entonces declaramos batalla abierta a los mismos hijos de puta
que hoy nos tienen comiendo mierda
en la pulpería satánica del Mall
Y bajo el estigma de que somos todos delincuentes
De que somos todos narcos, todos malos
todos flojos y miserables
porque nos tienen miedo
Porque el que no tiene nada
no tiene nada que perder
y entonces se vuelve un peligro real.
Lo único que nos moviliza es la convicción
y la rabia.
Somos los perros que muerden la mano
del que no deja comer.
Canto dos
La nueva Legua se formó en el 47,
cuando el frente popular era todavía
una esperanza para los trabajadores
y en ese entonces fuimos toma, con mis amigas
que ahora son viejas fuimos toma
con las guaguas y las tardes mateando el sol fuimos toma
y levantamos banderas en las esquinas chilenas para decir
que este territorio nos pertenece
Y aún cuando la bandera se nos convirtió en mordaza y en venda
Y nos tapó los ojos, y nos calló los gritos en la tortura
seguimos flameando a grito de viento sobre los techos y el silencio.
La democracia y la concertación nos tomaron en cuenta
nada más para los noticiarios que escupen el miedo
y para los programas amarillistas de la oligarquía
que quiso y quiere sembrar el terror en la clase media asustada.
Entonces nos señalaron como los lobos
y mostraron en cámara las señales de la violencia
con que nos visten los pasajes.
En nuestras puertas
en la señaletica del tránsito,
en los árboles,
se encuentran las perforaciones
de la carencia.
Canto tres
La Legua Emergencia creció hace 61 años,
las casas fueron construidas para los milicos
cuando se produjo una asignación de casas de emergencia
y el problema habitacional hacía crisis en Santiago. Ellos
rechazaron la idea de vivir en estas jaulas
y las habitaron con nosotros, los más pobres.
La embotelladora de la coca-cola convirtió estas calles
en la trampa más rentable de Santiago,
que nos jala en el flagelo y
a penas y nos deja en la salida rápida de pasta base.
Aún así nos quedamos callados,
no por cobardes, sino porque
aún tenemos un valor que la ciudad se pasó por la raja hace tiempo.
Somos leales. Porque nos conocemos.
Y los que cayeron
son vecinos,
o son hermanos,
o son primos
y la droga terminó siendo el sustento, el pan
de mucha gente. Aún así, hacemos
de esta geografía nuestra cancha, tiro y lado
Las tres Leguas son una sola
y sola la dejaron con sus conflictos y con nosotros adentro
metidos como las piezas de ese ajedrez que nadie quiere sacar a pasear
por el tablero social en blanco y negro.
Los uniformados como moscas asesinas
andan patrullando las calles vestidos para la guerra
mientras acá la gente se defiende a pedradas y disparos
a palos a consignas se defiende a pecho en alto
de las lacrimógenas y el atropello.
El gueto crece y se multiplica a la sombra del desamparo
pero chucha, somos también bastión y somos fuerza productiva,
somos mano de obra y batallón, somos insignia.
Somos historia y resistencia, por vocación o necesidad
Quién sabe.
Esta es la Legua
la de las viejas, la del sueño perdido en el teletrack,
la de los niños y el grifo, la legua del fantástico ideal
que corre calle abajo
con las mejillas rojas
mientras afuera
en la ciudad que nos rodea
la vida sigue como se puede y no como se debe.
A lo lejos un niño dispara balazos de gol
contra una muralla con una pelota de fútbol
y más lejos aún, en las canchas patronales de Vitacura
alguien siente miedo sin razón
se le paran los pelos,
huye,
se mete a su casa,
prende la alarma
le tira carne cruda al perro
siente un miedo parido a la pobreza
prende la televisión
se siente satisfecho
y no sabe por qué.
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