Escúchame, porque vine a la filsa
exclusivamente para habarte de amor
o
Estas son las palabras que el corazónzombie de Antonio Silva siempre quiso
que salieran de mi Boca
- ¡Compañera mía, mendiga, niña
monstruo!, qué poco te importan
estas desdichadas y estas artimañas,
y mis apuros. Únete a nosotros con tu
voz imposible, ¡tu voz!, único adulador
de esta vil desesperanza.
Ar.- Rimbaud
Para Leticia.
Me tocó llegar al mundo
en la hora de la limpieza, en el tiempo del exterminio
de sujetos que como yo resultaban incómodos
y por eso entonces era que nos cazaban como ratas
corría 1984 en ese Chile duro que parecía la ficción
de un utopista satánico.
Por haber nacido hembra, musa intencional y con vagina
por haber nacido ahí en cuna de madera triste
y en los arrabales
el sagrado sacramento del bautismo
selló ese destino
con un nombre que comienza y que termina con A
Eres mujer dijeron
y tendrás que contemplar en ti
la blancura maricona de esta patria.
Antonio:
De sangre mi vestido
jamás americana
(mai drés in blod never
américan)
Eres pobre me dijeron
y pesará el cielo azul sobre tus hombros
como le pesa a todos los de tu clase
Y la sangre, que se abrirá
paso entre tus piernas, se convertirá en tu prole
y deberás vivir y morir nada más que por ellos.
Esos son los tres colores de tu bandera.
Date por pagada con el gentilicio
y con la pertenencia del rol que te diera el azar.
¿Yo?
Yo no elegí el cuerpo ni el tiempo
no me enteré de la designación
y me vestí con la ropa de mi padre.
No elegí la casa materna y menos aún
el pedazo de ciudad que me tocó
pactar con género y comparecencia.
Antonio:
EL BAÑO 1X1 !Y CON TAZA DE LOZA!
EL PAISAJE LO PINTÉ EN EL CALLAMPERÍO
LA CASA; MI BELLA Y FUGAZ ESTADÍA
SERVIU ES LA CATEDRAL DE MIS HERMANAS
El espejo, a cambio de la dedicación de los ojos
me devolvía como objeto de placer
a la niña monstruo de mis sueños,
a la india sometida, a la niñita pobre
que corre adentro de mis venas, que pende
mientras le cantaba que
tres elefantes
se balanceaban sobre la tela de una araña
para decirnos a todas ellas adentro de mi
que podíamos ser perfectamente posibles
Con esa imagen a cuestas
comencé la migración traumática de la vida
y los efectos se hicieron invisibles a los ojos de Dios y
a los ojos de mis hermanos
La ciudad, las calles, mi geografía entera
no eran mas que la escenografía móvil
de esta Dorothy que bailó perversa
y que se salió a propósito del caminito amarillo
en su intención de quemar las instituciones y los edificios.
Perdí la esperanza de volver a casa
hasta que tuve la certeza de que mi amor
era completamente imposible.
El paisaje y los amigos se volvieron raros
irreconocibles en el mareo del cambio
Entonces fue que elegí sentarme en la cuneta
y me saqué los tacos rojos
y los colgué en la reja un martes junto a las bolsas de basura
y llegó después la rabia de no entenderme en el contexto.
Se cumplió en mi
la patria,
la bandera,
los hijos
y el love.
Se cumplió en mí las ganas de la muerte
y el fracaso en la fundación de mi propia Ítaca
aquella en la que hablaríamos todos
el idioma de las balas perdidas
balas que no mataron a nadie
en el tiempo en que nací.
La figura higiénica de Santiago de Chile
me impide descubrir dónde está el norte
y me ha convertido en una golondrina atolondrada,
con una musiquilla de críos bajo las alas.
Hice un nido como pude y me dije:
Me quedo aquí, en la penumbra y al acecho
como un virus que teme ser descubierto
pero que siempre está listo para atacar.
Ahora sé por qué a algunas calles les llaman arterias
Santiago culiao tiembla
porque te voy a encontrar el corazón.
Antonio:
& cuando una mujer frota su espejuelo con otro
espejuelo
-dicen las Erinnias- se hechiza
a sí misma y piensa en la geometría de una cruz
Y allí me descubrió Nathalí
pero en chileno y cuma, sin /e/ final, así
Nathalí. En medio de una mañana de Youtube
se me clavó a puño en el pecho el himno de Gilbert Becaud
y caminé entonces por un nuevo Santiago
con la banda sonora de un paisaje de Renée Viviene
y entró ella en mi vida vestida de puño en alto y paisaje
pero con las pausas
de otro arrabal, con las marcas de otras penas fue que se
vino a caer en mis sábanas
bella, con la concavidad
de su cuerpo, bella
en el amanecer de neón
de nuestras fiestas patrias para convertirnos
las dos juntas adornadas en la pobreza de nuestros vestidos
en la gran mofa a la tolerancia milica de Chile.
Juntas somos el maquillaje corrido
que le cae lado a lado como espejo por las mejillas
a la patria después de llorar
luego de no poder borrar el mariconeo higienizado
por la censura
Antonio:
Uno es la otra la otra es ella en mí y en el otro
Aún sigo sin saber dónde está el norte, Nathalí
pero tú me tranquilizas diciéndome
: Chinita, con el azote de nuestros tacos reina
entenderá Santiago el lenguaje de la muerte.
Haremos de la ciudad un baile de disfraces
en el que tú serás mi Salomé. Bailarás
Bailarás semidesnuda y me pedirás las cabezas
de todos los Herodes que alguna vez nos marginaron
que nos hicieron sentir bastardas y enfermas
en esto del amor.
Por eso es que vuelvo
no para ser crucificada por segunda vez, sino
exclusivamente para hablarte de amor
en la exposición poética y pedestre
de los seres humanos que se gastan la vida
en condones, en enjuague bucal
en limpiadores para volver higiénico el corazón
a cambio de vernos a nosotras
creando a partir de nuestros cuerpos esa Matria
al otro lado de la raya que trazaron en el suelo
para dejarnos fuera.
Mírame, porque vine exclusivamente a la FILSA
para hablarte de amor
para pedirte
que seamos las dos por separado y juntas dos Adanes
del paraíso en el que mueren los valientes
del paraíso en el que murió Antonio y su Boca
acá, en este paisaje hermoso
en el que ya no existen los ojos ni las serpientes ni los
guarenes negros de la poesía chilena
acá donde nuestros úteros juntos en la proximidad de la piel
son universos en expansión
y así dejan de ser el nombre de la consigna
que los hombres usan para denominar el asco.
Y con esto termino Nathalí
con las palabras que el corazón zombie
de Antonio Silva siempre quiso que salieran de mi boca
: Siendo mujer amo a una mujer que me amó
en el intertexto de nuestra edad
escúchame bien, ahora que estamos solas
acá en este salón
y en medio de toda esta gente
que se difumina invisible,
te digo. chiquita
:a la que amo, es a ti.
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